(Entrada actualizada)
En este largo viaje hacia la ancestría, el matrimonio entre Diego Lisón Serrano y Doña Juana Giménez Guzmán Ladrón de Begara me conduce a tierras murcianas.

Diego Lisón y Juana Giménez. San Antolín, Murcia. 1641.
Diego, hijo de Gerónimo Lisón y Ana Serrano, padre de Alonso Lisón Jiménez, vecino de Orihuela, y de quien me separan nueve generaciones. Tres de las hijas de Alonso entroncan por diferentes líneas en mi árbol.
El testamento de Diego ha resultado ser la llave maestra hacia mis Lisón murcianos. A partir de este momento serán los ensayos, estudios y libros de historia los que ayuden a reconstruir parte del pasado más remoto junto a algún protocolo o documento de archivo. Su testamento, por tanto, un tesoro.
Diego testó sano de mente y juicio y sin referencia a su estado de salud. Como últimas voluntades pidió ser enterrado en el convento de San Francisco (1) disponiendo un buen número de misas rezadas en diferentes iglesias y conventos por su alma y la de sus padres, abuelos y bisabuelos. Sí, padres, abuelos y bisabuelos por línea paterna a los que dispone misas por sus almas. Y aquí está la clave. ¿Amor a sus ancestros? Creo que más bien orgullo y voluntad de dejar manifiesto su linaje, lo que yo, casi cuatrocientos años más tarde, agradezco. Tampoco le duelen prendas en identificar hasta el detalle a su esposa: Juana Jiménez, quien aportaría al matrimonio mil ducados de dote (1). Diego, Alonso, Juan y Doña Josepha, son reconocidos como hijos legítimos.


Ascendientes de Diego Lisón
El testamento nombra así mismo a un hermano, Juan, y a un sobrino, hijo de éste, Andrés; a su cuñado, Pablo Juárez; y a su criado Pedro Vitoria al que deja tras su fallecimiento doscientos reales de vellón como gratitud por «la buena ley con que me ha servido«.

Pablo Juárez, cuñado de Diego por su matrimonio con Josepha.
En asuntos terrenales, Diego manda pagar aquello que debe y que se resume en:
- 4 ducados además de lo que se le deba por el tiempo que ha estado sirviendo en su casa a Inés Ruiz.
- 42 reales a Pedro Zaplana, maestro alpargatero.
- Una puerta para una barraca a Diego Ruíz, maestro carpintero.
- 29 reales y medio a Ana Sandoval por el censo de la casa en la que vive.
De igual modo, declara le deben:
- Diego de Soria, 1400 reales.
- Don Alonso Celdrán, 3400 reales de vellón, por un censo de las tahullas de la Argualefa.
- Miguel Carrillo, 700 reales, de los que ya ha recibido 225.
- Pablo Juárez, su cuñado, 1800 reales de vellón (de los que ya ha recibido algunas partidas que bien no recuerda).
- Un caballo, pelo negro de cinco años, entregado a su hermano Juan de Lison.
- Una escopeta, de cuatro palmos y la caja con plata a su sobrino Andrés, hijo de Juan de Lison.
- Las ganancias de 31.000 reales de vellón que entregó a Juan Amaro, maestro del arte de la seda, para compra de seda, y que ésta fuera trabajada y remitida a Sevilla.
- 5000 reales que quedaron a pagar por ajuste de cuentas con Jacinto, hermano del anterior.
Y menciona sus bienes raíces:
- 20 tahullas en la Argualexa.
- 25 tahullas, también en la Argualexa.
- 8 tahullas y cuarta de moreral en el pago de Alguazas, que lindan con Diego Jimenez.
- 42 tahullas y un pedazo de secano en Alcantarilla.
- Una casa en la que mora en la parroquia de San Andrés de Murcia en la calle de la Manga.

Los padres de Diego: Gerónimo Lisón Verastegui y Ana Serrano Valibrera
Gerónimo, padre de Diego, testa ante Andrés Guerra de Beas el 23 de enero de 1647. Es un testamento complejo, ya que deja misas por su mujer, lo que nos podría dar a entender que ésta ha fallecido y tras mencionar a los hijos de ambos: María, Magdalena, Inés, Josefa y Diego, Francisco, Juan, Antonio y Gerónimo dejando constancia de que sólo viven cuatro de ellos: Josefa, Diego, Francisco y Juan, cede la custodia al ser menores a Francisco de Lisón. Complejo, porque Ana no ha muerto, y porque Diego, al menos, ya ha contraído matrimonio en 1641 con Juana Giménez. El testamento aparece al final de un protocolo notarial, y bien pudiera estar fuera de lugar, pero las hojas timbradas ponen más misterio al tema.
Por otra parte, corrobora la línea familiar ya indicada por su hijo Diego y completa la filiación de Ana: Doña Ana Serrano Valibrera.

Gerónimo afirma estar enfermo en cama, pero en su libre juicio y memoria y entendimiento. Manda misas por padres y abuelos, pero también por el alma de su mujer… ¿Se le fue la cabeza al bueno de Gerónimo? De hecho, a Ana, le quedaría aún una larga vida. Ya viuda, casó de nuevo con Roque de Gea y llegará a testar décadas después, en 1670, ante Juan de Egea.

Gerónimo mandando misas por el alma de su mujer Doña Ana Serrano…

… y por sus padres y abuelos paternos.
El hecho en sí, me resulta inexplicable. Ana no había muerto. ¿Qué creía Gerónimo y por qué lo creía?

Es más, manda que todos sus bienes sean vendidos y los caudales pasen a Francisco Lisón, a quien nombra tutor y curador de sus hijos, Diego, Francisco, Juan y Josefa así como administrador de dichos bienes. De nuevo, Ana Serrano, su mujer, desaparecida en combate. ¿Era Francisco su hermano? ¿Su tío?
En otro orden de cosas, Gerónimo disfrutaba de una buena posición social. En su testamento menciona a María De Cuenca, moza de servicio a la que, por su buena asistencia y cuidado, le concede «la cama en que de presente estoy» (ejem…) y a su esclavo XXX de la Cruz, al que le concede la libertad así como la ropa de su vestir y un pollino de 30 meses.

María de Cuenca, moza de servicio


XXX de la Cruz ,esclavo de color membrillo
Gerónimo guardaba los dinerillos a su costado: En un baúl arrimado a su cama, treinta mil reales de vellón en oro y plata. Cantidades menores como doscientas libras de seda y otros mil reales, en otros lugares.

Y por último, aunque de hecho, crucial en cuanto a pesquisas genealógicas, Gerónimo nos deja una nueva perlita… Presentó información de nobleza ante la Real Justicia de la ciudad de Murcia.

Información de nobleza para servir a su Majestad ante Sebastián Sancho, 1590
A su vez, la madre de Diego, Ana Serrano, testará ante Juan de Gea en 1670, presentándose como viuda de Gerónimo y casada en segundas nupcias con Roque de Gea. No creo en resurrecciones. Tal vez a Gerónimo se le fue la cabeza. Tal vez le engañaron y le dijeron que su mujer había fallecido. Tal vez… El caso es que Ana en su testamento, Ana declara tener tres hijos legítimos fruto del matrimonio con Gerónimo: Francisco, Josepha y el propio Diego. Ana reconoce igualmente la deuda contraída con ella por diferentes vecinos de Murcia y que nos muestran que continuó con las actividades relacionadas con el comercio de la seda a las que se dedicaba Gerónimo. Manifiesta igualmente ser feligresa de la parroquia de Santa Eulalia (Santa Olalla). El testamento, por último, nos indica como residencia una casa de morada en la calle de la Herradura de Murcia, casa que, tras su muerte, es puesta en pública subasta. Francisco, su hijo, será el elegido como albacea testamentario, recurriendo a los tradicionales llamamientos a fin de que tanto Josepha (cuyo marido manifiesta estar enterado) como Diego (al que puedo suponer ya en Orihuela) se den por avisados del hecho.
En el reparto de bienes personales, Ana lega a su hija Josepha un arca, y a su nieto Gerónimo, hijo de Francisco, un colchón, entre otros enseres. A la hora de mencionar a sus hijos, Diego aparece en primer lugar, como hijo primogénito.

Ana Serrano, mujer de Gerónimo Lisón

Ana Serrano, parroquiana de Santa Olalla

Últimas voluntades de Ana Serrano
Los abuelos de Diego: Don Gonzalo de Lisón Fajardo y Maria Verastegui y Noboa
Gonzalo de Lisón de Soto y Fajardo firmó ante Sebastián Sancho en 1590 una venta a Fresina Tomás. Esta venta me interesa particularmente porque contiene la firma de Gonzalo, porque menciona a su suegro, Francisco de Verástegui (confirmando su identidad) y porque centra a la perfección el año de su muerte.


Venta. Protocolo Sebastián Sancho. Murcia. 1590
Y resulta que a finales de 1590, en concreto el 20 de noviembre, María de Verastegui Noboa, testa como viuda y mandando misas por el alma de su marido. Con ello, queda clara igualmente la fecha de muerte de Gonzalo.
María era hija de Francisco de Verastegui de la Plazuela y de Francisca de Noboa. Los «Pac@s» formaron una bonita familia, al menos numerosa. Nada más y nada menos que diez hijos, cinco mujeres y cinco varones (según otras fuentes, hasta doce), por los que lucharon a fin de conseguir que todos ellos pudieran mantener el nivel de la familia. Como en tantas otras buenas familias, optaron por dirigir a parte de sus hijos hacia la vida monacal y eclesiástica: dos de sus cinco hijas ingresaron en el convento «más selecto» de la ciudad de Murcia, el convento de Santa Clara la Real. Antonio, otro de los hijos, fue dirigido hacia la carrera eclesiástica, donde alcanzó poder y prestigio además de dinero.
María, en esta política de «quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija» fue desposada con Gonzalo Lisón Soto y Fajardo, descendiente de Fajardo El Bravo y viudo de Honorata de Guzmán (con la que no tuvo hijos).
María testó el 20 de noviembre de 1590 ante Ginés Ballesteros. En su testamento manda misas por el alma de su marido, don Gonzalo de Lisón; por la de sus suegros, don Gonzalo de Lisón y Mencia Fajardo; y por la de sus padres, Francisco de Verastegui y Doña Francisca de Noboa.

Nombra como hijos de su matrimonio con Gonzalo de Lisón: Alonso (fallecido) Francisco, Antonio, Juan, Gerónimo y Doña Lucrecia.

Deja como últimas voluntades ser enterrada en la capilla en la que está enterrado su esposo, Gonzalo de Lisón, en el convento de Santo Domingo, y manda que se den cuatro ducados para el gasto de carnero (sepulturas) que se ha de hacer en la capilla donde se mando enterrar su esposo, así como dos ducados que Gonzalo dispuso para que se pusiese un letrero en dicha capilla en donde quedara claro su nombre y apellido. Dicho dato se corrobora con los registros del Convento:
(Iglesia de Santo Domingo, Capilla del Rosario)
«… En 1589 se cubren las capillas laterales para enterramientos. La culminación de la Capilla se logró el 6 de octubre de 1591 con la traslación de la imagen de la Virgen del Rosario«.

Dispone sus últimas voluntades repartiendo sus bienes entre sus herederos, donando a su criada la cama en la que duerme junto a dos colchones y dos sábanas, y dejando una voluntad clara: que el esclavo Pablico, hijo de su esclava Isabel, que donó a su hijo Juan con motivo de su matrimonio en precio de unos ducados se tenga a título dado.

Y, por último, la firma: María de Verastegui.

**********************************
Repositorio de firmas:

Don Gonzalo de Lisón. Venta. Murcia, 1590.

María de Verástegui, Murcia, 20 de noviembre,1590.

—-
Diego de Lisón. Testamento. Murcia, 1665.
No sé cómo estará el interior en estos momentos, pero he aquí una imagen de cómo estaba la capilla del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo en los duros años treinta del siglo XX. Parece que fue utilizada como taller de reparación de motos… Tampoco sé si los Lisón estaban enterrados en esta capilla o en otra aledaña…

(1) Cascales, Francisco: Discursos históricos de la muy noble y muy leal ciudad de Murcia y su Reino 1565-1642. Ed. 1874:

Desgraciadamente, el convento de San Francisco pasó a mejor vida, y con él, la capilla de los Lisón. En 1931, un incendio afectó a la iglesia de la Purísima, anexa, y con él, a la estructura del convento. El paso del tiempo hizo el resto. En los años sesenta, el convento se hunde y derriba por completo. Tempus fugit.


(2) Interrogante: la profesión de Diego Lisón. Un Diego Lisón, natural de Murcia, vecino de la parroquia de San Andrés y “arrendador de la alcabala de los por ciento”, fue preso. En 1665 permanecía en las cárceles reales de Murcia por irregularidades en el cobro de unos dineros… Permaneció en dichas cárceles hasta al menos 1669 embargado ante Pedro Segura.
Diego Lisón Serrano, a tenor de su testamento parece dedicarse al negocio de la seda. Probablemente, este Diego Lisón, arrendador de la alcabala, pudo ser su hijo, aunque por estas fechas contaría con sólo 21 años y quien al salir de las Cárceles Reales debió buscar mejor fortuna y marchar hacia Orihuela, ya que Diego y Alonso, hijos de Diego Lisón Serrano casaron en Orihuela entre 1675 y 1685, al igual que Joseph. Otra opción sería un homónimo.

Diego Lisón, preso en las cárceles reales. Murcia, 1665

Diego Lisón, vecino de la parroquia de San Andrés, 1666
