Pascual Quesada, apotecario

Pascual Quesada Cartagena, bautizado el 23 de mayo de 1676 en la parroquia de El Salvador (Orihuela), hijo de Juan Quesada López de Escobar y de Juana Cartagena; nieto de Juan Quesada y Sebastiana López de Escobar (1).

Pascual se desposó un 6 de mayo de 1706 en Crevillente con María Antonia Pérez Miralles, un matrimonio que será ratificado cinco años después, el 5 de septiembre de 1711, en la parroquia de las Santas Justa y Rufina de Orihuela de la que ambos serán ya feligreses hasta su muerte. Antonia, nacida en Crevillente en 1685, hija de Pablo y Antonia, hará cartas con Pascual en Callosa (lugar en el que Pascual consta como habitador) ante el notario Francisco Pareja.

Hasta un mínimo de ocho hijos serían bautizados en esta parroquia desde 1712 hasta 1727: Clara, Antonia, Ana, Pascual, Francisca, Manuel, Margarita y Sebastiana. De Pascual y María Antonia me separan 10 generaciones.

Pascual Quesada, maestro de boticario, 1717, AHO.
Pascual Quesada, maestro apotecario. 1723, AHO.

Pascual ha dejado, sin duda, memoria de su paso por este mundo. Visitaba con frecuencia la notaría de Josep Martínez de Rodríguez por diferentes asuntos e incluso acudió a la Real Audiencia de Valencia para pleitear con un tal Juan López de García sobre la propiedad de unas tierras de secano situadas en la partida de Las Saurdas de la ciudad de Orihuela en 1723 y 1727. En 1726, Juan López reconoce haber recibido de Pascual Quesada 24 libras por la paga última del terreno arrendado por éste en diciembre de 1710. Sabemos también que en 1706, era habitador de Callosa y que consta ya como maestro boticario y vecino de Orihuela en 1714. Sabemos igualmente que estuvo encargado de la fábrica de la parroquia de las Santas Justa y Rufina desde antes de 1719 y que era él también el encargado de atender las necesidades del Colegio de Predicadores en 1730.

Su mujer, María Antonia, hizo un primer testamento en 1733, enferma. Resultó una falsa alarma, ya que en 1734, ambos, Pascual y María Antonia, toman en arriendo unas tierras situadas en las Saurdas al Convento de Santa Lucía, tierras que años antes, en concreto el 25 de marzo de 1730, Sebastiana Quesada y la propia María Antonia habían vendido a dicho convento y cuyo registro consta en los libros de José Martínez de Rodríguez.

En 1738, su hija Antonia contrae matrimonio con el doctor en leyes Nicolás Pastor Aniorte. Fue un buen matrimonio. La familia del novio era una familia acomodada, con miembros familiares del Santo Oficio, notarios y doctores.

Pascual tenía abiertas como mínimo dos boticas, una en Callosa, que aparece referenciada en su testamento; otra, una sucursal en la cercana Beniel a mediados del siglo XVIII. Ignacio Martínez sería oficial de una de sus boticas, a tenor de un testamento realizado por éste en 1728, por el que nombra a Pascual como uno de sus albaceas.

En 1743, la botica abierta en Beniel, con asistencia del Dr. D. Juan Faustino Menor, recibe la visita de la inspección conforme a ley que prescribía la Visita de Boticas. El procedimiento supuso inspeccionar desde el título hasta las pesas y medidas, raíces, conservas, frutos, partes de animales, jarabes, tierras, minerales, purgantes, piedras preciosas y no tan preciosas…

La botica no salió muy bien parada… La inspección encontró falsos polvos cordiales, y no había bezoáricos, oleoso volátil, de Silvia… mandándosele que se proveyera en el menor plazo posible por ser de uso ordinario de los médicos. De igual modo, se le notificó que al frente de cada oficina debía estar al frente un examinado (3).

Y sí, 1743 no fue buen año para Pascual. El 27 de enero de 1743, ha de comparecer ante su escribano de confianza, Martínez de Rodríguez, para otorgarle poder a Miguel Sánchez, ante los pleitos civiles y criminales que pudiera tener… El 23 de marzo compareció de nuevo ante el notario. En esta ocasión, para renunciar al arrendamiento de una heredad, con casa de habitación, pozo y aljibe, que tenía en el campo de Almoradí por diferentes contratiempos sobrevenidos como la muerte de la mayor parte de las «cavalgaduras»

En 1745, Pascual y María Antonia, realizan un contrato de venta de una casa a favor de su hijo Pascual Quesada Pérez, quien heredará el oficio del padre (2). Los padres venden la casa a su hijo quedando ellos con el disfrute de la misma hasta el fin de sus días.

El 8 de junio de 1746, ocho años después del matrimonio de Antonia, su hija, con Nicolás Pastor Aniorte, éste reconoce haber recibido de su suegro trescientas libras en concepto de dote y caudal bajo diferentes formas (menaje, ropa…)

En 1748, Pascual presenta sus cláusulas testamentarias en testamento cerrado diez días antes de su muerte ante el notario Joseph Ballesta.

En dicho testamento pide ser enterrado en el vaso y sepulcro de los Cofrades del Patriarca San José de la parroquia de las Santas Justa y Rufina, parroquia de la que había sido fabriquero y dispone como albaceas testamentarios a su esposa María Antonia Pérez, y a Gerónimo Cartagena. Pascual finalmente falleció el 20 de febrero de 1748, poco antes de cumplir los 72 años.

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(1) Juan Quesada y Sebastiana López de Escobar testaron en 1663 ante Pere Maseres. El inventario de los bienes de Sebastiana se realizara en 1669 ante el mismo notario, año en el que consta como «mujer de Juan Quesada».

(2) 1739, Josep Martínez de Rodríguez, fol. 239. AHO. Pascual Quesada de Pérez aparece como maestro boticario. Firma como Pascual Quessada menor. Alguna de las boticas de la familia, por tanto, estarían a su cargo, tal vez la sucursal de Beniel.

(3) Olmo Fernández-Delgado, M. Dolores (2017): De la botica a la farmacia. Tesis doctoral. Universidad de Murcia:

«Botica de Pascual Quesada, de Beniel, con asistencia del Dr. D. Juan Faustino Menor, realizada el 14 de julio. Esta botica era una sucursal de otra que poseía en Orihuela y de allí traía las medicinas compuestas. Se hallaron falsos polvos cordiales, los bezoáricos, el oleoso volátil, de Silvia no tenía, por lo cual se le manda que se provea de lo necesario en el menor tiempo posible, por ser todo de uso ordinario de los médicos. Como este boticario regentaba otra botica en Orihuela, que, se le notificó que según un Real Decreto expedido el año 37, en cada oficina debía estar al frente un examinado».

en A.M.M., Legajo 2787, Quaderno dela Visita de Botica delos lubares de la jurisdicción desta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Murcia deste año de 1743 (sic).

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