Mapa de la Huerta de Murcia. Principios siglo XIX. Pedro del Villar

El señorío de Beniel sufrió de manera especial la crisis del siglo XVII. La larga serie de asentamientos bajo la forma de contratos bilaterales entre los labradores y Don Gil de Junterón realizados a partir del siglo XVI no parecían cuajar y fueron muchos los censatarios que abandonaron las tierras.

Don Gil falleció poco tiempo después sin herederos y sus mayorazgos pasaron a la familia Molina. A partir de 1690, Don Gil Francisco de Molina procederá a una serie de nuevos acensamientos perpetuos en el intento de recuperar estas tierras. Llegaría a firmar en un año treinta y un contratos, de ellos seis a favor de vecinos de la cercana Orihuela, otro a un vecino de Elche y los restantes a vecinos de la ciudad de Murcia o residentes ya en el lugar (1).

Algunos de estos nuevos acensamientos corresponden a mis ancestros directos. Así, en los protocolos notariales de Pedro Espinosa de los Monteros (1690) constan, entre otros,  los censos perpetuos de tierras a:

Francisco García y Ana Pagán, vecinos de Murcia

Jusepe Molina y Juana Lucena, vecinos de Orihuela

Ignacio Figueroa, vecino de Orihuela

Alonso Martínez

Pero esto de la «perpetuidad» era «demasiado tiempo»… En 1726, el hijo de Don Gil Francisco de Molina, Don Gil Antonio de Molina Gonzaga, cuestionará los censos realizados por su padre  al considerarlos perjudiciales para sus intereses como heredero del mayorazgo. Así, tras más de treinta años de pleitos y más pleitos, el nuevo marqués de Beniel llegará a recuperar el dominio útil de todas las tierras y los antiguos censatarios se verán en la obligatoriedad de elegir entre tomar las tierras en arrendamiento o abandonarlas. Algunos de ellos marcharán a poblar las Pías Fundaciones creadas por el cardenal Belluga en la Vega Baja. Aunque antes de este hecho, otros ya habían comenzado a dejar parte de las tierras que habían obtenido «a perpetuidad» por los costes que suponía su mantenimiento.

Por estas mismas fechas, mediados del siglo XVIII, el rey Fernando VI dió el visto bueno a la realización de un vastísimo proyecto, un catastro que recogiera información sobre la riqueza de sus reinos, pero que hoy día nos proporciona además un valiosísimo retrato de la realidad de muchas de aquellas personas. Es el Catastro de Ensenada y gracias a él, he podido saber un poquito más de lo que fue la vida de algunas familias y sus descendientes: Fulgencio Albaladejo, Leandro Ponce, Simón Hernández… aparecen entre sus páginas:

a) Los Albaladejo, aparecen testimoniados en Beniel en 1722, fecha en que Fulgencio se casa con Juana Martinez. Según el registro parroquial de su matrimonio, sus padres Gines y Catalina son de San Javier (Murcia). Juana, por su parte, es hija de Antón Martinez y de Agueda Meseguer. Su padre, Antón,  aparece en muchos de los censos firmados por Don Gil Francisco Molina. Su madre, Agueda, aparece como viuda en una obligación de pago datada en 1718. Ambos aparecen como naturales de La Ñora.

Le tengo mucha simpatía a esta pareja a raíz de haber encontrado sus defunciones y constatar que murieron muy juntitos en el tiempo tras más de cincuenta años de vida en común. Tal vez sea casualidad, pero me gusta soñar e imaginar que eran de esas parejas que no podían vivir el uno sin el otro…

Con todo, tal vez Fulgencio y Juana contaban con tres barracas entre sus posesiones. Tal vez, porque por extraño que parezca por esas fechas en esta pequeña población existe un homónimo, otro caballero de nombre Fulgencio Albaladejo, y que no parece tener mucho que ver con mi Fulgencio, a tenor de sus orígenes..:

• Fulgencio Albaladejo García, Fulgencio número 1, mi Fulgencio: Casado en 1722 en Beniel con Juana Martinez Meseguer. Hijo de Gines y Catalina. Sus padres son naturales de San Francisco Javier.

 

• Fulgencio Albaladejo Sánchez, Fulgencio número 2: Casado en 1725 en Beniel con Inés Perea. Natural de Alquerías e hijo de Jose Albaladejo y Beatriz Sánchez. En 1740, viudo, se casa de nuevo con Manuela López. Consta como natural de Alquerías y sus padres de Pacheco.

b) Leandro Ponce es nacido en Orihuela. Sus padres se casaron allí en 1684. Él se casaría con Tomasa Torrecillas en Beniel en 1716 y allí se instalaría. Leandro y Tomasa tenían dos casas:

c) Simón Hernández, por su parte, era natural de Murcia. Se casó con Nicolasa Franco, oriolana. Los padres de Simón ya estaban instalados en Beniel donde se casaron en 1707 procedentes de Aragón. La madre de Nicolasa era de Abarán (Murcia). Simón y Nicolasa contaban únicamente con una barraca:

 

 

 

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(1) Guy Lemeunier en «Los señoríos murcianos. Siglos XVI-XVIII», Universidad de Murcia, 1998.